Tiempo salvaje

Ya llevamos consumidos 15 días de este recién estrenado  2018 y entre el frío polar polar que nos ha llegado, la cuesta de enero (emocional y económica) por todos los dispendios navideños, las semanas  venideras parece que no van a tener nada de inspiracional y aspiracional.

Pero no puede ser, tenemos que reubicarnos, reorganizarnos, estrenar ilusión y saber encontrar a cada momento su encanto. 

Sí, estamos de acuerdo, es un tiempo salvaje en el que todo cambia a la velocidad de la luz, la ciudad es una jungla de asfalto, la competencia es brutal en lo laboral y los medios de comunicación y redes sociales nos empujan a consumir constantemente.

Por eso hay que buscar un refugio, un lugar  donde  encontrarnos    a salvo, en el que volver a los orígenes despojándonos de todo lo accesorio y reencontrando nuestra esencia.

Esta vida del s XXI cansa mucho: hay que ganar dinero, tener una casa molona, ir al gym, irse de vacaciones 4 o 5 veces al año, tener un fondo de armario digno de cualquier blogger que se precie, conseguir una relación sentimental de cuento de hadas, ver las tropecientas series de moda, conocer todos los restaurantes molones, cultivar las relaciones de amistad y familiares...

STOP: todas esas cosas están fantásticas, pero no deben convertirseen el  motivo de nuestro agotamiento físico y , más importante aún, emocional.

Como yo soy especialista en agotarme, este 2018 he decidido que voy a darme un poco de tregua (bueno, ya me la estaba dando a finales de 2017) y quiero compartir con vosotros algunas de las ideas que me están ayudando. 

1. Aprende a descansar. Sé que hay mucho que hacer siempre, pero hay momentos en los que es necesario dejar todo a un lado y permitirse un poco de descanso. Si te cuesta hacerlo estando en casa, sal y llévate contigo un libro, camina hasta el café más tranquilo que conozcas y pasa un rato allí. Utiliza ese tiempo para conectar con lo que de verdad te importa. Pide tu bebida y dulce favorito y déjate llevar por esa increíble lectura que tienes entre las manos.Y lee hasta que te apetezca o hasta que te cierren el café.No seas tan patética como yo y uses el crono para rascar 30
minutos al día para leer.

2. Que el ocio sea ocio. Como hay que ver todas las series que molan, ir a todos los sitios donde todo el mundo va, ver todas las pelis que todo el mundo ha visto y visitar todos los lugares que otros ya visitaron antes que tú; ya no recuerdo la última vez que miré en la agenda y había un vacío. Hemos conseguido converir nuestro ocio en una obligación más. Y eso no puede ser. Despojémonos de los convencionalismos y salgamos por el centro de la ciudad, sin un plan, sin rumbo fijo, a ver qué puede ofrecernos la ciudad. No andemos agobiados porque nos costó tanto conseguir mesa en ese restaurante y ahora no sabemos si podremos llegar si decidimos entrar en esa exposición que tanto nos apetece visitar. 
Optemos por planes informales, dejémonos sorprender. La última vez que lo hice probé unos de los perritos más increíbles de Madrid  en   El Perro Salvaje   (Sol-C/ Carretas, 33-).No hay que gastar una fortuna para deleitarse con sabores nuevos y sorprendente. Comamos con las manos, con apetito, sin agobios y recreándonos en cada matiz.




3. Fuera culpabilidad. Son las 21 horas de cualquier día, esa semana me he organizado fatal o es que la vida no me da para más y  estoy agotada desde las 7 de la mañana que puse un pie en el suelo. Miro el menú, quiero morirme de solo pensar en la que tengo que liar ahora para preparar la cena y recoger después la cocina. Pero la "tocapelotas" que llevo dentro empieza a hablar: " la alimentación es muy importante" "somos lo que comemos" "hay que respetar la frecuencia  de los alimentos en la dieta".
Me resigno, abro la nevera con desgana y allí está esa merluza mirándome con ojos acusadores. Cierro la nevera antes de dejarme convencer por la merluza. Abro el congelador, saco un pizza, la meto en el horno y me voy al sofá. La merluza puede esperar. 
Porque hagamos este tipo de cosas de vez   en cuando, no pasa nada. No estamos condenando a nuestra familia  ni a nosotras mismas a una vida de colesterol y obesidad. 

4. Una tarde para ti. De vez en cuando, reserva una tarde enterita para ti sola y haz lo que te plazca, sin complejos. A mí me encanta ( y sé que no soy la única) verme todas las pelis malas que 
ponen los   domingos en Antena 3 mientras deambulo con las peores pintas del mundo del sofá a la cocina y al baño. Me hago mascarillas en los intermedios, preparo café, meriendo 2 o 3 veces y paro el mundo. Y el lunes, como nueva.

Hagamos de nuestro bienestar el primer objetivo del 2018. 

Comentarios

  1. Me encanta reservar una tarde para mi. Para no hacer nada..sólo comer chucherías ..cambiar de canal sin que nadie me diga nada...

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