El verano de mi vida

Se termina el mes de julio en unos minutos y yo vengo a compartir con vosotros que este está siendo un verano muy top para mí. Sí, lo sé, estoy encerrada en el OpoZulo y con el examen a la vuelta de la esquina como quien dice; pero yo estoy muy contenta. Ya desde antes de ir de viaje a Nueva York estaba súper concienciada de que era lo que tocaba, pero no por obligación; sino porque era lo que yo había elegido y me sentía muy satisfecha con mi decisión.

Bien es verdad que desde hace una semana el panorama ha cambiado bastante porque el miércoles pasado me comunicaron que había sido seleccionada como funcionaria interina y yo he dicho que sí. Me sorprendo a mí misma cuando digo en voz alta que no me costó tomar la decisión, simplemente sentí que era lo correcto. Puede sonar extraño, pero fue así.



Evidentemente no obvio que va a ser más difícil compatibilizar el trabajo con el estudio. Por eso estas últimas semanas de opositora a tiempo completo las estoy intentando aprovechar al máximo para hacer horas extras y avanzar todos los temas que pueda.


También hemos introducido algunos cambios en la rutina doméstica para no tenerme que hacer cargo de más asuntos. Os digo que todo lo que podáis delegar, lo deleguéis. Al fin y al cabo faltan dos meses y medio para el examen y hay que hacer un esfuerzo por parte de todos: el opositor y todos los que le rodean.


Pero bueno, cuestiones prácticas a un lado, que ya tocará hablar de ellas cuando empiece la vorágine. El mensaje que hoy quiero dejar es que cuando uno elige algo desde lo más profundo de su ser y lo desea con todas sus fuerzas, las renuncias, esfuerzos y obstáculos  se convierte casi por arte de magia en una parte más del camino. No tengo ni idea en cómo acabará todo esto, lo único que puedo afirmar aquí y ahora es que me siento contenta, satisfecha y alegre con mis decisiones. Y quién sabe si este no estará siendo el verano que me conduzca a la meta de mi plaza ( la interinidad está muy bien, pero no deja de ser para mí un balón de oxígeno en el camino) . En definitiva, el verano de mi vida en cuanto a aprendizaje de lecciones muy valiosas con respecto a mí misma y respecto a los demás. Es más, os diré que ya con la interinidad he podido percibir claramente las personas que se alegraban por mí de verdad, de corazón; y a las que se les notaba cierto halo de incomodidad, por decirlo suavemente. 
El tiempo lo dirá, cada acontecimiento ocurre en el momento que tiene que ocurrir y en la forma que tenga que ser. 

¡Feliz Agosto!

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