Restaurantes en Madrid en los que no repetiría

Está genial contar sobre aquellos restaurantes en Madrid o en cualquier otro lugar del mundo que nos han encantado, pero creo que también es importante hablar sobre esos otros  que no nos han convencido. Lo cierto es que yo me decepciono bastante cuando un restaurante no cumple mis expectativas, por eso me apetece intentar ayudar a otros para que no se sientan decepcionados y evitar, en la medida de lo posible, que experimenten la desagradable sensación  de haber perdido su tiempo y su dinero.

Antes de nada decir que se basa en mi propia experiencia y en mi humilde opinión, si otros habéis tenido experiencias gratas en estos lugares, nunca lo voy a poner en duda. Para gustos, sabores.

1. Le Cocó (Calle de Barbieri, 15) . He estado un par de veces en este bonito restaurante y en las dos ocasiones he salido decepcionada. El primer indicio de que no vas a comer bien ahí es que te sirven los platos a los cinco minutos de haberlos pedido con el restaurante lleno hasta la bandera. Eso solo puede significar que los tienen ya preparados y te los recalientan. 

Otro de los motivos por los que no vovería, es que el aceite de la fritura de las croquetas y de los bastones de berenjena era de baja calidad.  Además de saberlo porque con el aceite yo no me la juego, el aceite de baja calidad es de los pocos alimentos que me sientan fatal al estómago.

En cuanto a las minihamburguesas que pedimos no se salvan ni poniendo muy buena voluntad: pan de hamburguesa de la peor calidad del mercado y una triste carne durilla con una simple loncha de queso tipo tranchette.

Es un ejemplo más de restaurante con preciosa decoración, en el que la comida pasa a un último plano.  A mí también me gustan los restaurantes bonitos, pero no sacrifico la buena comida por estar en un local  la última. El precio medio de este sitio es de 25 Euros, pero os aseguro que podéis comer bien en Madrid en muchos lugares por ese dinero. Echad un ojo a este post si queréis acertar.

2. Juanyta me mata (C/ Diego de León, 60). Estas son las cosas que pasan cuando quedas a comer después de clase y no planificas: que estás muerta de hambre, hace frío y te metes en el primer sitio medio mono que ves. Solo os diré que las croquetas tuve toda la sensación que eran precocinadas, y yo por ahí no paso. Y en el caso de que no lo fueran, no estaban ricas: no se reconocían los sabores de cada una de las variedades que tomamos, no estaban cremositas y el rebozado aunque no estaba aceitoso tampoco me convenció del todo. Con esto ya sería suficiente para decir que no repetiré, pero es que unos tacos que pedimos tampoco sabían bien, la presentación no era bonita y el precio me pareció carete para lo que servían. Por otro lado, el servicio andaba desbordado por mala organización y tuvieron un detalle muy feo con  nosotras: nos sentamos en una terraza cubierta que tienen, pero hacía frío y no encendieron las setas hasta que no llegó una mesa grande, que era ya cuando nosotras nos íbamos. Pensarían que para qué iban a gastar para dos personas. La comida salió por 25 Euros por persona pidiendo lo que he comentado más arriba y otro plato más, dos botellas de agua y dos cafés. No quiero ni pensar si te vas un sábado y te pides vino y postre, que te sale la broma por 35 o 40, y por ese precio sí que puedes ir a un montón de sitios chulos.

3.La pulpería de Mila (Calle Lagasca, 11). Comida con tres amigas en la que íbamos súper dispuestas a disfrutar en este restaurante gallego y lo que nos encontramos fue un local anticuado, una mesa súper poco espaciosa para cuatro personas  en la que estábamos medio enlatadas, el personal que nos atendió con poca predisposición  a satisfacer a los clientes, platos mal presentados ( pero mal, mal, eh). Y luego la comida pues la tortilla estaba sosa, el pulpo normalito tirando a malo,  que creo que es imperdonable en un restaurante gallego. Menos mal que fuimos con el menú de Restaurant Week y salió por 25 euros, porque si hubiésemos pagado el precio habitual entonces hubiese salido

mucho más molesta de allí.

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4. Atlantik Corner (Calle Ventura de la Vega, 11 y 13). Aquí sí que me llevé una gran decepción porque le tenía muchas ganas a este sitio desde hacía tiempo y, además,  iba con  mi hermano a cenar en una de sus visitas prometiéndole que la   cena sería  de escándalo. Digamos que lo peor fue que tardaron una eternidad en servirnos, pero cuando digo una eternidad no me refiero solo a tardar en tomarnos nota o en tardar en llegar el primer plato, es que entre plato y plato también era terrible. Tanto que tuvimos que pedir pan varias veces. Si hubieran tardado, pero al menos hubieran servido bocados de dioses, pero no fue para nada así: platos súper poco elaborados, como preparados como con prisa. Y el último plato es que fue  vergonzoso, primero se olvidaron del plato por completo y cuando lo reclamamos (supongo que lo hicieron deprisa y corriendo) nos trajeron una mezcla de arroz y verduras medio crudas incomibles. Comenté esto ya en Instagram y hubo gente que me dijo que a ellos sí les había gustado, entonces me puse a mirar opiniones de otros clientes en varias redes sociales y mucha gente coincidía en lo de la tardanza, El restaurante es muy grande y yo me imagino que la cocina no tiene capacidad para atender a tantos comensales. En cuanto a los platos, puede que no supiéramos elegir, pero después de la mala experiencia no me han quedado ganas de volver a probar más. 

Contadme ahora vosotros en cuál no repetirías.