Reflexiones callejeras
Tengo un "vicio" secreto ,que a partir de ahora ya lo será menos.Es el siguiente: en algunas ocasiones me gusta observar a las personas que caminan por la calle mientras estoy sentada en alguna terraza disfrutando de un café. Las observo y trato de imaginar/adivinar algo más sobre ell@s en función de su forma de caminar,vestir,el ritmo de sus paso... Trato de aventurar a dónde se dirigen,qué les hace acelerar el paso y cosas así.Si pasan muy cerca y van en grupo,o incluso si comparten terraza conmigo y logro escudriñar alguna de sus palabras,puedo llegar a saber de sus orígenes.Para una filóloga apasionada de la dialectología esto es un filón.En un ambiente relajado las personas tendemos a "tirar" de las palabras aprendidas en nuestros primeros años.Algunas veces he llegado a confirmar orígenes andaluces,extremeños ,asturianos o gallegos en muchos residentes en la capital.
También me pregunto a veces si otras personas compartirán conmigo este "vicio" secreto y qué será lo que aventurarán sobre mí.
Algunos días que hago algo parecido a lo narrado,pero en un lugar concreto:mi pueblo.El "vicio" se torna en reflexiones ,ya que en los lugares pequeños tienes bastante información sobre sus habitantes.Hoy sin ir más lejos,cuando volvía de hacer un par de recados,he reparado en dos personas: la primera de ellas es un señor al que he visto a las puertas de un edificio de Hacienda mientras él mantenía una acalorada conversación con un funcionario.Conozco detalles del señor en cuestión:es autónomo desde siempre (o desde que yo era niña) y perdió trágicamente a su único hijo.Cuando reparé en él ,lo primero que he pensado ha sido:"Bueno,mientras se las ve con Hacienda ,igual su dolor se mitiga un poco" .
Mi segundo pensamiento ha sido:"Ha cogido peso".Siempre fue un hombre fortachón,pero no sé si el peso de los años o el peso de la pena se van posando día tras día sobre su cuerpo.
La segunda persona sobre la que he pensado me ha llevado a una reflexión más general sobre las religiosas (las monjas,vamos).Me he encontrado con una de las monjas de mi cole ,nos hemos saludado y preguntando lo típico.Mientras ella me propinaba dos cariñosos besos,yo pensaba:" Jo,siempre me ha gustado cómo huelen las monjas". .Yo creo que es que almidonan los hábitos y es lo que les da como ese olor a "limpinas" y serenidad.
También he pensado,que claro,que las monjas se toman mejor que la media el hecho que les cuentes alguna muerte o enfermedad.Y es que,claro,a fin de cuentas,"su reino no es de este mundo" (entrecomillo esta cita de la Biblia porque supongo que no tiene derechos de autor,peo nunca se sabe).
Cuando ya me despedía de ella, mientras le espetaba el siguiente cumplido:"Está igual que siempre " (se lo he dicho porque es verdad),pensaba, que claro ,que las monjas tienen menos preocupaciones que el resto de mujeres/mortales : tienen trabajo fijo (su empresa no tiene pinta de que vaya a quebrar),no tienen la preocupación por los hijos,pero al mismo tiempo saben que su congregación se hará cargo de ellas en su vejez.Tampoco tienen problemas de pareja ni los eternos problemas femeninos del qué me pongo ,ni del ya se me ve la raíz. Jo,es que al final ser monja va a ser un chollo.
Postdata: mi agradecimiento secreto a estas dos personas que me han inspirado estas palabras.
¡Hola!
ResponderEliminarYo no comparto ese "vicio", pero quería decirte que me ha encantado la entrada ^^
Un saludo y ánimo para el estudio de verano
Ainsss yo tengo un vicio parecido. Pero va más de inventarme historias sobre las personas q veo o sobre los pedacitos de conversación q escucho. No tanto averiguar adonde van o q les pasa, sino una historia imaginaria según su indumentaria, prisa o lenguaje corporal.
ResponderEliminarUn beso!!
Hola ! Comprarto tu vicio , no es que nuestras vidas no sean interesantes, si no es mas bien un paréntesis en el que soñamos con lo que hacen los demás.
ResponderEliminarUn besote.