La boda de mi amiga Ana por Flores Ubuntu

 

 

Tenía 33 años cuando se casó mi amiga Ana, yo vivía en Madrid y tenía mi propia empresa. Después de muchas idas y venidas y volteretas de la vida por fin tenía estabilidad laboral y económica cerca de los míos, y es que mi vida hasta entonces había sido un trasiego de mudanzas, temporadas entre Baqueira y Menorca y lejanía, mucha lejanía.

Por fin me dedicaba a lo que había estudiado y aunque tenía la sensación de que la vida me traería de nuevo alguna que otra voltereta quería por fin disfrutar de la sensación de tener una vida normal o lo que yo veía en otros como normal.

Tuve mis dudas de si podría ir a la boda porque la empresa no llegaba al año y teníamos mucho por hacer y las 24 horas del día no daban para todo, pero estaba germinando una semillita de ilusión que me habían plantado en abril.

Y es que, en abril, en la despedida de soltera que organizamos a Ana, tuve noticias por primera vez de Y. 

Y era amigo de Ana, muy buen amigo, vivía muy lejos y no se veían mucho por lo que la boda era un buen momento para visitar España y reencontrarse con sus amigos.

Y vivía en Africa llevaba 8 años allí, era soltero, metro ochenta, le gustaba el vino blanco y disfrutar de una buena cena. Así rezaba su perfil de Tinder al que me atreví a dar un like la noche antes de la boda.

Así que el día de la boda llegó y allí me presenté yo con mi falda de lunares. La falda me la había elegido y comprado mi hermana que tiene un gustazo y mucho estilo. 

El sudor frio de mis manos esperando la entrada del coche de la novia me hacía intuir que ese tal Y, que hoy era el chofer de la novia, no iba a pasar desapercibido por mi vida.

Después de aquel día todo cambio, sabía que vendría la temida voltereta, pero me sentía más motivada que nunca para recibirla con deseo.

Flores Ubuntu