Comer y Cenar en París
Bienvenidos de nuevo a nuestro periplo gastronómico por la
ciudad de la luz. Para completar los sitios del anterior post:
1.- Artisan de la Truffe: seguramente el sitio que más nos
gustó de todo el viaje. Lo teníamos reservado ya desde España. Se trata de una
cadena de restaurantes cuya carta por completo gira en torno a la trufa (hasta
el pan, el aceite y los saleros tenían trufa), por lo que a los que nos encanta
su sabor es un lugar ciertamente atractivo. Aparte de París, tienen
restaurantes repartidos por todo el mundo: Alemania, Catar, Japón, Hong Kong…
Cuentan además con una pequeña boutique dentro del local donde venden tanto
trufa de diferentes variedades de toda Europa, como productos que la contienen.
El restaurante, ubicado cerca de Montmatre, es muy acogedor y el servicio por parte
de los camareros muy bueno: muy atentos, y explicando y asesorando continuamente.
Pedimos para compartir pizza de trufa (muy rica), huevos con trufa (riquísimos)
y atún con trufa (también muy rico), y de postre un brownie con helado de
vainilla. Acompañamos la cena con un vino francés, Chinon, por recomendación
del camarero, francamente espectacular. La cuenta final fue elevada: unos 65€
por persona (pero teniendo en cuenta que la botella de vino costaba 40€). En
cualquier caso el sitio, especialmente si eres amante de la trufa, es muy
recomendable.
2.- Cafe des Deux Moulins: o la “cafetería de Amelie”,
ubicada en el barrio de Montmatre, decidimos acercarnos al tenerla bastante
cerca del hotel. A pesar de lo especial de estar en un lugar tan reconocible,
la experiencia se empañó un poco por el mal servicio: la actual “Amelie” la
verdad que dista bastante de la de la película: seca, con malas formas y
tratando a los clientes casi como a ovejas, ubicando y cambiando a la gente de
sitio (a pesar de que cuando fuimos el local no estaba del todo lleno). Nos
alegró un poco el poco rato que estuvimos ahí un hombre francés que estaba
sentado justo al lado y con el que precisamente empezamos a hablar a raíz del
mal servicio. Un lugar para ir sólo si eres fan o nostálgico de la película.
3.- Hébé: el día que estuvimos visitando la Catedral de Notre
Dame, buscamos lugar cercano para comer, primeramente con la Lonely Planet,
pero al estar varios de los restaurantes indicados cerrados (era domingo),
probamos a buscar en Tripadvisor, encontrando este pequeño restaurante entre el
barrio Latino y Saint Germain, que cuenta con un menú gourmet de 35€ (sin
bebida) confeccionado por un chef con estrella Michelin. El menú constaba de 2
opciones a elegir para entrante, principal y postre. Decidimos pedir cada uno
una opción para probarlo todo. Sinceramente, nos decepcionó un poco ya que los
sabores eran originales… pero quizás demasiado originales, hasta el punto de llegar
a resultar hasta extraños. Aparte de esto, otro punto negativo fue el servicio,
ya que tardaron muchísimo en servir los platos (casi una hora): por lo que nos
contaron los propios dueños (muy amables, eso sí), al ser domingo no contaban
con todos los camareros y cocineros lo que, unido a que el restaurante estaba
lleno, retrasaba todo el servicio. Al estar ciertamente desbordados, esto provocaba
también que casi todas las mesas ya desocupadas se encontraran sin recoger, lo
que daba una imagen un tanto caótica al local. El precio final fue de unos 45€
cada uno, algo caro para el nivel de satisfacción final…
4.- Creperie Framboise: para la cena del último día, y
aprovechando que nos habíamos acercado a los Campos Elíseos para hacer unas
últimas compras, decidimos buscar un sitio cercano para cenar algo rápido. Para
ello, consultamos la guía Lonely Planet, la cual nos recomendaba esta creperie
de franquicia pegada a la rotonda en el centro de la Avenida de los Campos
Elíseos. No teníamos especiales expectativas, pero la experiencia al final fue
bastante peor de lo imaginado: tardaron casi una hora en servir los platos,
tras varias quejas a los que los camareros sólo sabían responder que “era culpa
de la cocina”, pero sin ninguna intención de solucionar el problema; y una vez
que por fin nos sirvieron los crepes, éstos eran de pésima calidad y sabor. Un
desastre y una pena como cierre de viaje
Como podéis ver, en esta ocasión la Lonely Planet no nos
“funcionó” tan bien como en anteriores ocasiones, y tuvimos tanto aciertos como
otras experiencias no tan acertadas. La impresión general fue el irnos un poco
con la sensación de no haber tenido suerte de elegir bien en ciertas ocasiones.
Pero bueno, esto deja la puerta abierta para volver en un futuro si es posible
y probar de nuevo a ver… Esperamos que os haya gustado acompañarnos.
Un viaje espectacular Cris, gracias por compartirlo.
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