Esto sí que da miedo

Ha llegado Halloween y tratan de infundirnos miedo con calabazas tuneadas, telas de araña y disfraces más o menos gore.

Pero a nosotr@s todo eso no nos da miedo, ya estamos curados de espanto porque nos enfrentamos a situaciones mucho más terroríficas a diario. 

1. Temas infinitos. El tema 13 de mi oposición es un auténtico horror: largo como él solo, repetitivo, abstracto y un sinfín de cosas más. Así que teniéndome que enfretar a algo así ¿una calabacita va a darme miedo?

2. La gente desagradecida. Si hay un tipo de personas que me da bastante alergia es la gente que parece que se cree con derecho a todo por el simple hecho de existir. Es la misma gente que solo pide y no da. Para mí se trata de  personas egoístas y, como yo asocio bondad a generosidad, estas personas no están en mi lista de  favoritos.

3. Lo mucho que engorda todo. No es fácil ser una Eatgirl, lo prometo. Y es que te juras a ti misma que entrenarás 4 veces a la semana, pero se te cae el alma a los pies cuando ves que con todo lo que te toca sudar solo vas a quemar 600 Kcal. Y, claro, las cuentas no salen porque ese postre que te tomaste anoche ya tenía 400.

4. Escuchar tonterías. Yo no sé si soy yo que me hago mayor, pero me da la sensación de que cada vez la gente dice más chorradas. Yo misma, por ejemplo, me intento convencer a mí misma de que me va a dar tiempo de hacer todo lo que quiero hacer. Y no, por mucha organización del tiempo que tengamos, los plannings imposibles solo nos traerán frustración. Así que dejemos de decir tonterías, principalmente a nosotros mismos,y cuidémonos    un poquito más.

5. El veroño. Parece que ya va haciendo fresco en Madrid, pero hemos pasado unas semanas en las que podías ver a gente con sandalias y a otras con botas. Y es que sí, es terrible no saber qué ponerte cuando  ya estás aburridita perdida de tu ropa de verano. 

Y los de Stradivarius venga a enviarme correos con prendas calentitas y comfy. 

Que tengáis un Halloween de miedo y que os riáis muchísimo. Yo estoy intentando aprender a reírme de mí misma y os aseguro que es súper liberador.